Desde muy pequeña me estoy haciendo preguntas acerca de mi vida, mi contexto, buscando siempre respuestas, muchas veces mis preguntas fueron silenciadas y me llenaban de sentimientos de confusión e inadecuación.
Nunca me sentí buena estudiante, sentía que había algo “malo” en mí. Fue hasta mi primer clase de psicología en el Colegio Técnico Profesional de Heredia que leí el primer libro que me interesó, me atrapó y sobre todo entendí.
Tuve una pequeña experiencia laboral con la psicología vocacional, pero definitivamente sentí que algo me faltaba. Luego por ahí del 2002 inicié a trabajar con mi mentora Margarita Murillo, quien cambió el curso de mi vida de manera radical.
Margarita no solo me enseñó de psicología sino que dio un giro total en mi manera de percibir mi humanidad, mis sueños y mis posibilidades.
Me formé en la carrera de psicología mientras aprendía de sexualidad humana, aprendí la metodología de abordaje de grupos y sobre todo a trabajar desde un interés genuino.
Tuve que enfrentar un gran duelo personal lo que hizo que me quisiera apartar de todo y volver a comenzar… ¡EN LA PLAYA!
Aquí trabajé 5 años en un hotel en el área de capacitación, tuve dos jefes increíbles y no tengo cómo agradecerles.
Leandro durante 3 años fue criado de manera inconsciente, eso quiere decir que yo estaba haciendo “lo que se suponía que tenía que hacer” con todo mi amor.
Lo estaba “protegiendo” de todos los peligros que habían en la vida y todo lo que me habían enseñado que no le debía pasar, porque si le pasaba, eso me convertiría en UNA MALA MAMÁ.
A sus tres años inicia su escuela maternal. Y no pasó mucho tiempo para que la teacher y la psicóloga de la escuela me mandaran a llamar porque Leandro resultó ser muy consentido y no seguía instrucciones.
Claramente, yo pensé que la escuela estaba equivocada porque yo lo estaba haciendo todo bien y lo había protegido de TODO.
Era evidente que yo era la equivocada y aquí doy mi primer paso en mi aprendizaje de maternidad consciente.
Lo que crea un antes y un después en la crianza de mis hijos y a partir de ahí empiezo a estudiar acerca de procesos de consciencia, linaje femenino, maternidad y paternidad consciente, sanación del niño interior, psicosomática clínica, entre otros.
Te puedo asegurar que pasé de manera vivencial cada proceso, que he llorado mi historia y que sigo hilando detalles que aun se ven reflejados en la mamá que soy. Pero la mamá que soy va cambiando, cada vez que aprendo algo nuevo.
Siempre me estoy actualizando para que al acompañar a otros lo pueda hacer de manera objetiva, apoyándolos a la hora de encontrar ese sentido que nos calma el corazón.
No solo atiendo mamás y papás, sino todas las personas que tienen un compromiso real en ir a su historia y regresar con las emociones más neutrales, entendiéndose el adulto que debe rematernarse a sí mismo para poder crear un nuevo norte, uno norte que sea propio, escuchándose y validándose para poder SER.
Cuando Leandro tiene 5 años, nace Amelia y mi vida cambia por completo.
Amelia me conecta directamente con las mujeres de mi familia, con miedos y prejuicios por ser mujer, empiezan los miedos a los abusos sexuales y no porque los hombres no los sufran, pero ese miedo les habla de mi historia, de mis propios abusos, de mis propios miedos.
La maternidad de Amelia es diferente y es ahora donde la relación con mi niña interior debe ser más trabajada.
Siempre, siempre tengo sostén emocional, mi terapeuta y espacios de introspección donde me siento segura y puedo trabajar mi historia y sí luego puedo compartir mi experiencia y acompañarte en tu propio viaje, donde no soy un guía solo acompaño como me han acompañado a mi mis mentores.
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